Por: Rodrigo Villegas
Hace una semana una bala casi impacta en la cabeza del republicano Donald Trump, expresidente de los Estados Unidos y actual candidato a otro mandato. Trump, que realizaba un mitin abierto en Pensilvania, con cientos de aficionados y futuros votantes que esperan verlo otra vez al mando de la Casa Blanca, esquivó un misil lanzado por un jovencito de 19 años que se había apostado encima de un granero, con un arma de fuego con el que, al parecer, pretendía terminar con la vida de Trump.
Solo resultó herido en la oreja, le volaron un pedacito de carne, pero nada más. Se mantuvo con vida y ahora parece emerger como un sobreviviente, como el resultado de “un milagro”.
Recuerdo que vi esa noticia mientras revisaba ciertos portales informativos en los que, de alguna forma, contaban la “realidad” de nuestro país: la escasez de dólares, lo que da paso a una importante “crisis” económica.
Sin ir más lejos, en estos sitios web se publicó hace poco que el dólar ya se estaría posicionando en Bs 11. Y que en pocos días podría llegar a Bs 12. Claro, en el mercado paralelo, porque el cambio oficial permanece en los casi Bs 7 que impone el BCB, el Gobierno, descartando “cualquier problema”.
“Y con la situación de las barcazas la cosa se va a poner más fea”, me cuenta F., un amigo periodista especializado en el área de la economía. “Como estas navieras ya no quieren aceptar la moneda boliviana para las transacciones, los productos en el mercado van a subir. Me refiero a los electrodomésticos, a los celulares…”.
F. tiene razón, y eso que no es brujo, solo hay que ver lo que sucede en las calles: hace unos días, una asociación de gremiales salió en protesta por las calles de Cochabamba en denuncia al incremento “indiscriminado” en los costos de importación de celulares, que debido a eso han visto su precio más elevado en el mercado. Y por lo mismo, la gente ya no quiere comprarles.
“Eso va a suceder con todo”, persiste F., que me detalla que la importación de todo tipo de vehículos se ha reducido en un 40% según las empresas dedicadas a ese trabajo.
Mientras lo escuchaba, con un par de cervezas en la mesa (cervezas que, por el momento, todavía nos podemos dar el lujo de comprar sin aspavientos), pensaba en lo ingenuo que había sido al no comprarme un celular antes, cuando los precios estaban más acordes, ya que el mío se encuentra en franca caída libre.
Y en el acto, como si algo me encendiera el cerebro, pero de indignación, recordé que hace unas semanas se entregaron celulares nuevos y de alta gama a todos los diputados, los titulares y suplentes, de la Cámara de Diputados. Gratis, obviamente. Solo que la infaltable fotocopia de carnet, nada más.
Es que a pesar de que cualquier sociedad ingrese en crisis, siempre habrá un sector favorecido, un grupo que, incluso, verá sus recursos crecer. Una impudicia.
Mientras cumplía con aquel vistazo a las noticias de la semana, me enteré, también, que habían encontrado infraganti a un asesor de la dichosa Cámara de Diputados en una presunta extorsión al dueño de una empresa que realizaba servicios con la institución. El trato era más o menos así: el ciudadano debía entregarle casi Bs 75 mil para renovar el contrato anual, caso contrario se terminaría ahí el trabajo y se buscaría a otra persona. El hombre, aturdido y enojado por la propuesta, decidió citarlo para concretar el acuerdo en un restaurant, donde había llamado a un par de medios de comunicación para que cayeran justo en el momento de la entrega de la plata. Ahora el funcionario “extorsionador” se encuentra en la cárcel, en investigaciones.
Bs 75 mil, pienso, una suma que, de seguro, para ellos, los diputados, no es nada. Como para los futbolistas de la selección nacional, que ganan sueldos similares pero que no hacen nada por el país.
“Así nomás es, hermano, hay que prepararse”, me advirtió F., que presiente que en los siguientes meses la crisis económica se ahondará.
Sería lindo esquivar aquel mal presagio como Trump esquivó la bala, pienso ahora, mientras leo, también, que el presidente Luis Arce anunció el “descubrimiento de un megacampo de hidrocarburos en el norte de La Paz: Mayaya Centro X1”, y que sería algo así como la salvación del país.
Claro, Evo Morales, quien ha anunciado movilizaciones en caso de ser inhabilitado para participar de las siguientes elecciones, ya se ha atribuido aquel pozo gasífero, colocándose en la pelea política en la que se encuentra con Arce hace ya un buen tiempo, conflictuando aún más la situación monetaria. Y no de ellos, sino la nuestra.
Al parecer solo queda esperar y afrontar las cosas con el mejor semblante posible. Y, si se da el caso, hacer lo que el amigo que desenmascaró al funcionario que lo quería extorsionar. Es la única forma, enfrentarse “al mal”. Si no, estamos perdidos.