Por: Rodrigo Villegas
Y fue así: una mañana de diciembre, a poco de culminar un 2024 muy conflictivo en lo político y económico en el país, la oposición se unió. O al menos unos cuantos referentes, capaz los más importantes. O los más conocidos, los que vienen intentando tomar la silla presidencial desde hace unos 20 años. Los que ya han estado en ese sitial por un tiempo breve pero no consolidado. Carlos Mesa, Tuto Quiroga, Samuel Doria Medina y Luis Fernando Camacho sellaban su alianza para enfrentar al Movimiento al Socialismo (MAS) en las elecciones de 2025.
Horas más tarde de este anuncio, el actual alcalde de Cochabamba y futuro candidato presidencial, Manfred Reyes Villa, se desvinculaba de esta alianza y afirmaba que “si de verdad aquellas personas querían formar una unión para derrotar al partido de gobierno, deberían apoyar al líder que mejor venía visto en las encuestas”. Se refería, por supuesto, a él mismo, que días antes había consolidado ante el TSE la personería jurídica de APB Súmate, su nuevo partido político.
Por su parte, en sus redes sociales el empresario cruceño y exministro de la gestión de Jeanine Añez, Branko Marinkovic, calificaba de “juntucha de fracasados” a aquella alianza, detallando que tres de los cuatro integrantes – sacó a Camacho de la ecuación, a quien arguyó que “respetaba” – habían participado de alguna forma en los gobiernos previos del MAS, tanto en los de Evo como en el de Arce, y los recriminaba por haber sido “cómplices” y por no dejar “que aparezca gente nueva”. Se refería a él, obvio.
Y capaz por ahí vaya esta radiografía de la actual oposición política nacional: una lucha descarada por el liderazgo “oficial”. Por ser el rostro elegido para “combatir” al MAS. No existen desprendimientos. O al menos no los necesarios. Es un juego en el que todos quieren ganar.
Y es que han visto la sangre derramada de su rival, de los azules. Al presenciar la lucha encarnizada entre las dos alas del instrumento político, los diferentes líderes opositores han visto la posibilidad de tomar el poder en sus manos. Así, figuras ya casi extinguidas del panorama político como Tuto han regresado con cierta – o mucha, eso se verá en los meses venideros – fuerza.
Quiroga es uno de los convencidos de participar “sí o sí” en las elecciones de 2025: a pesar del acuerdo de unidad logrado con otros referentes de la oposición, ha afirmado que su candidatura “es irreversible”.
Por su parte, otros líderes que desean enfrentar al MAS y que han aparecido poco a poco en lo que va del año han quedado un tanto relegados ante esta alianza: Vicente Cuéllar, Amparo Ballivián, Virginio Lema y Rodrigo Paz, entre otros, que ahora buscan formas de generar consensos e insisten en su propuesta de establecer un candidato único a partir de encuestas generadas en redes sociales.
Hasta el momento, una sola encuesta ha establecido cierta expectación, controversia y análisis por parte de la población y diferentes actores políticos: la de Marcelo Claure.
El empresario boliviano afincado en el extranjero desde hace ya muchas décadas, considerado el millonario connacional más grande de los últimos tiempos, ha comenzado a aparecer lentamente en Tweeter ya no solo como el presidente del Club Bolívar, sino como un “agitador” de las masas y de su criterio político, señalando más de una vez la actual crisis económica nacional y el cambio “urgente” que necesita Bolivia. Al parecer intenta ser algo así como un Elon Musk con Donald Trump, a quien ayudó a ganar las elecciones de Estados Unidos.
Y es que el poder de las redes en la opinión pública puede ser abrumador y Claure lo sabe. Ahora, ¿cuáles son sus razones para intervenir en la política nacional? ¿Un “fervor” patrio por Bolivia y el deseo real de un cambio para mejorar el país? ¿O viene detrás del litio para acrecentar su fortuna como el empresario que es?
Sea cual sea el motivo, Claure intenta intervenir en la política nacional de cualquier modo – aseguró que apoyará económicamente (que eso ya es decir mucho) al candidato mejor rankeado en las siguientes encuestas que prepare – y en su encuesta dejó visto que el candidato de oposición más votado, hasta el momento, es Manfred.
Habrá que ver qué sucede en los siguientes meses, en el próximo año: las elecciones presidenciales están pactadas para agosto. ¿Habrá al final un candidato único de oposición que se enfrente al poder del MAS? ¿Existirá un nuevo rostro en el trono más importante del país una vez concluidos los comicios de la gestión venidera? Como en muchas otras cosas, solo queda esperar.