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    [Crónica] Una pierna

    Por: Rodrigo Villegas

    ¿Cuánto vale una pierna? ¿Cuál es su costo? Con una pierna -de las dos que habitualmente tenemos los seres humanos- podemos caminar correctamente. Correr, hacer ejercicio. Coger con normalidad. Pasear por la ciudad sin la necesidad de un bastón, de una muleta o de algo similar. De un familiar o amigo para hacer ciertas cosas.

    Una pierna es una pierna es una pierna.

    “Es muy triste entender que te puede faltar algo. No creo que lo aguantaría. Hay personas a las que, por distintas enfermedades, se les extirpa un riñón o hasta un pulmón, pero es distinto cuando te falta algo más evidente al ojo humano”, me dice E. cuando le pregunto eso, qué haría sin una pierna.

    Hace unos días todos vimos eso, cómo una persona perdió una pierna. O al menos parte de ella. Un policía, un agente del orden que había llegado -con cientos más de ellos- hasta Parotani a desbloquear la ruta, bloqueada hace ya más de doce días por seguidores de Evo Morales, que pedían, entre otras cosas, que se deje de “perseguir políticamente” al expresidente, acusado de presunto estupro y trata y tráfico: la fiscalía de Tarija lo denunció oficialmente por, al parecer, haber tenido un hijo con una jovencita de 15 años.

    El policía -un hombre de unos 35 o 40 años, tal vez un poco más- fue alcanzado por un dinamitazo, lanzado por uno de los bloqueadores, que se enfrentaron con los agentes a plan de pedradas y dinamita. Los policías usaron gases lacrimógenos.

    La intención de liberar el camino era apremiante: debido a los distintos puntos de bloqueo el país ha caído -más aún de lo que ya estaba- en una crisis alimentaria y de combustibles mayor: cientos de camiones que cargaban alimentos quedaron ahí, en plena ruta, con los productos ya caducos, podridos. Con los animalitos muertos. También cisternas, decenas de ellas, quedaron quietas, sin poder llegar hasta sus destinos para abastecer la demanda nacional.

    Fue así que se generó escasez tanto de carburantes como de carne, arroz y otros alimentos. La carne de pollo, entre otros, llegó a los Bs 20 el kilo. La carne de res, ni qué decir, subió su costo hasta las nubes. Como la situación ya se veía insostenible, generando cabildos y marchas de diferentes sectores de la población, se pidió que se intervengan los bloqueos.

    Habitualmente eso no sucede: la gente suele colocarse del lado del pueblo, de los oprimidos, e ir contra las fuerzas del orden, habituadas a aparecer cuando los mandatarios intentan generar liderazgos forzados, medidas incontenibles. En este caso la situación fue ciertamente diferente: como el pedido parece ser la expiación de una sola persona, la liberación de sus posibles delitos, la mayor parte de la ciudadanía pedía que se liberen las carreteras, con los bolsillos cada vez más “golpeados” por el absurdo incremento de muchos productos de la canasta familiar.

    Fue así que el viernes 25 de octubre un contingente policial llegó hasta Parotani, en Cochabamba, para intentar liberar el camino. Pero se encontraron con un grupo organizado, tanto que emboscó a los policías a plan de dinamitazos y pedradas.

    Días pasados se vio en distintos videos cómo algunos de estos bloqueadores sostenían lo que parecían ser armas de fuego. Incluso un vehículo policial vio cómo cuatro balas o impactaban contra su parte trasera.

    Al margen de que el lugar queda ciertamente lejos de la mayoría de nosotros, un video y fotografías empezaron a circular por las redes sociales: se veía a varios policías que llevaban en brazos a uno, que gritaba de dolor, que no podía caminar ni pararse. Cuando lo instalaron en el piso, el video tomó una fuerza inusitada, grotesca: de la rodilla para debajo de un efectivo policial solo quedaban trozos de carne y hueso. Una bomba había estallado en su pie.

    ¿Cómo se vive sin una pierna? ¿Cómo se realizan los trabajos policiales, cualquiera que sea, sin un pie? ¿Cuál es el costo político de la sangre? ¿Cuánto poder quieres tener a precio de rebanar las piernas de cualquier persona?

    Horas más tarde el policía llegó, de emergencia por supuesto, a un hospital. Un día después, autoridades de Gobierno anunciaban que el policía, con esfuerzos supremos del sector de salud, había recuperado parte de esa pierna mutilada. Claro, que la recuperación tardaría meses y que nunca más sería el mismo, pero que al menos, aunque sea “de pantalla”, el pie estaría ahí.

    Sin una pierna no se pueden hacer muchas cosas, capaz algunas de las más importantes y significativas para una persona: jugar fútbol, sentarte sin que nadie te vea raro, sin que nadie note ese vacío.

    Los bloqueos, hasta el día de hoy, persisten.

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