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    Cómo los nombres aymaras desvelan los peligros escondidos en la tierra

    El río Irpavi o Irpawi en aymara significa “río que te llevará”.

    Por: Jorge Quispe

    La sabiduría aymara a menudo proporciona respuestas a los peligros que tiene la Pachamama (Madre Tierra). Pijchando (masticando) las sagradas hojas de coca, el qulliri o curandero aymara Carlos Yujra Mamani revela que el río Irpavi, fue uno de los más peligrosos desde hace décadas. “Su nombre mismo Irpavi o Irpawi en aymara significa ‘que te llevará’”, afirma el sabio. En las últimas familias, decenas de familias evacúan sus casas en riberas de ese afluente.

    Para unos solo puede ser una toponimia, la referencia del nombre al lugar, pero para los ancianos aymaras, los nombres en ese idioma “pueden revelar los peligros escondidos en la tierra”, añade Yujra desde su casa ubicada en Pampahasi a unos metros del sitio donde en 2011 un megadeslizamiento enterró unas 250 casas y dejó a más de 1.000 familias sin hogar.

    Funcionarios de la alcaldía paceña realizan trabajos en el río Irpavi. Foto: AMUN

    “Como dice su nombre, el Irpawi significa ‘que te llevará’ desde hace años cuando ese río crece lleva hasta a la gente, por eso hay que tener cuidado”, complementa Yujra.

    Desde hace más de dos semanas, las zonas de Callapa e Irpavi II, sufren la crecida del río Irpavi “que se lleva todo”. Varias casas y plataformas de caminos se desmoronaron.

    De acuerdo con Yujra, los ancianos aymaras sin ser geólogos siempre recordaban no hagas casas cerca de un río y peor cerca del río Irpavi. En los últimos años, muchos vecinos con permisos del municipio de Palca construyeron sus viviendas, pese a que los barrios eran zonas de riesgo. 

    ¿Geólogos aymaras?

    En Bolivia, Perú y Chile, cerca de dos millones personas hablan la lengua aymara, una cultura precolombina que ha sobrevivido hasta hoy y que busca recuperar la sabiduría ancestral. 

    El megadeslizamiento en Pampahasi, que significa pradera frágil’, en 2011, confirmó que la zona es efectivamente vulnerable, mucho más si se toma en cuenta que además existe un río cerca que se llama chullunkani que significa “que trae granizo” y que pasa por la zona Callapa, cuya etimología viene de callapo o apoyo.

    “Pagando el desprecio a la cultura aymara por largos años, construimos casas aquí en Pampahasi, sin atender a que su nombre mismo avisa que esta zona es una ‘pradera frágil’, que se mueve. Pero continuamos y se vinieron abajo las casas del lugar y también las de Callapa, Valle de las Flores y Kupini”, detalla. Kupini viene de k’upini que es “algo que esconde”. 

    Un trabajador de la alcaldía de La Paz realiza labores en cercanías del río Irpavi. Foto: AMUN.

    A principios del Siglo XX, Pampahasi era uno de los sitios más grandes de pastoreo de vacas, llamas y ovejas y las construcciones ahí eran escasas. No obstante, el crecimiento urbano no se detuvo y la ‘pradera frágil’ se convirtió en una de las zonas más pujantes de la urbe.

    La urbe paceña crece

    Tras la Revolución de 1952 en Bolivia, muchos campesinos del altiplano paceño emigraron hacia la ciudad y así empezaron a crecer los nuevos barrios. Apareció Ch’ijini, un sector donde los pastizales eran inmensos y ahora es una zona próspera donde se asentaron vendedores de línea blanca que traen sus productos desde Arica e Iquique.

    Nació también Cota Cota (que en realidad se escribe Quta Quta y significa “lago, lago” en aymara porque en el lugar había al menos tres lagunas y el barrio obrero de Achachicala (o ‘lugar donde abundan las piedras gigantes’ que traía el río).

    Mientras que el sector donde, según las crónicas, había un lago embrujado, o Laikaquta, se convirtió en una prolongación del naciente Miraflores, uno de los barrios de clase media de la ciudad.

    “Agua del lago”

    Se construyeron además casas en la peligrosa zona de Cotauma (o Qutauma: quta, que es lago y uma, agua).

    “Es Qutauma porque la leyenda dice que estas vertientes de agua nacen en el lago Titicaca (a unas dos horas de La Paz) y están comunicadas con acuíferos de este lugar”, explicó hace unos años Cristóbal Julián, expresidente de la asociación de cooperativas de agua, que surte a unas 10.000 personas en ese barrio. No es casual, pero anualmente Cotauma sufre por deslizamientos.  

    Maquinaria de la Alcaldía de La Paz realiza trabajos en el río Irpavi, de la ciudad paceña. Foto: AMUN.

    ¡Se hunde!

    El teólogo aymara Guiniol Quilla cree que se debería haber observado el significado de los nombres en aymara a la hora de dar permisos para construir en La Paz.

    “Vea lo que sucede con Llujita (o Llojeta, como pronuncia): la misma palabra indica que ‘se hunde’ pero igual nomás han construido casas con el constante peligro de que se vengan abajo”, puntualiza Quilla.

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