Por: Rodrigo Villegas
Hoy fue la jornada más “política” de la Euro: jugaba Ucrania, que viene antecedida de una guerra con Rusia (una invasión, para ser más exactos) y de una filiación del presidente, Zelenski, con el G7, que se ha comprometido a ayudarlos con mucho más dinero en su campaña de defensa contra Putin. Eso sí, en el fútbol no pudieron hacer mucho: perdieron por tres goles contra una Rumania que consiguió la segunda victoria de su historia en esta competición.
Pero las luces iban más con el astro francés, el jugador al que todos queríamos ver: Kylian Mbappé, que debutaba este lunes con Francia, una de las candidatas a coronar en esta competición.
Pero el flamante refuerzo del poderoso Real Madrid se ha encargado de colocarse más ojos de encima con las declaraciones que ha realizado hace un par de días, en una conferencia de prensa: “Estoy en contra de todos los extremos, llamo a todo mi pueblo a votar, a tomar el futuro en sus manos, más que todo a los jóvenes”.
Esto lo dijo en el marco de unas elecciones legislativas francesas que se vienen en cuestión de semanas y que decidirá el futuro del país: ya Macron, el presidente galo, había decidido adelantarlas ante la victoria sorprendente del ala ultraderechista de Le Pen en las elecciones europeas, la candidata que parece se consolidará como mandataria en poco tiempo.
Mbappé hubiera podido quedarse callado, como lo hace la mayoría de los jugadores, que “no necesitan hablar de política”, como dijo Unai Simón, el arquero de la selección española en respuesta a Kylian, pero ha decidido dar un pie más adelante, aún a costa de perderlo: apostar por un camino, así como lo hicieron también sus compañeros Thuram y Dembelé, que han hablado del presente francés y se han puesto “en contra” de la extrema derecha.
“Esto es más importante que el partido de mañana porque la situación del país es diferente. Creo en los valores de la mezcla, la tolerancia y el respeto”, dijo “la tortuga ninja”, como muchos le decimos con cariño, ante las preguntas de ciertos periodistas alarmados ante las cruciales respuestas del capitán francés.
Mpappé, que es hijo de un padre camerunés y una madre argelina, entiende que el cambio “extremo” es algo muy complicado, más que todo para los inmigrantes, los que más la pasan mal en todo lado. Los que, a la vez, componen casi en su totalidad una selección que ha ganado varias Copas del Mundo pero que, aún así, no convence del todo a su gente por “el color de piel”, que no llega a ser el oficial.
Así que el partido, que resulta más friccionado que jugado, pasa a otro espacio. Lo ganan 1 a 0 con un autogol de Austria.
¿Llegará el mensaje de Kylian a los jóvenes franceses, que lo idolatran al ser la figura deportiva más importante de los últimos años? Lo sabremos en unas semanas. Veremos si una pelota de fútbol puede cambiar el destino de un país.
Posdata: lo de Bélgica ya no sorprende. Por más “increíbles” jugadores que tenga, no llega a consolidar un equipo como tal, más aún con un Lukaku tan errático, así como en el pasado mundial. Hoy perdió con Eslovaquia y rifó su futuro en la Euro.