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    [Crónica] La I Feria del Libro de El Alto: Los primeros pasos

    Por: Rodrigo Villegas     

    Cuando se entona el Himno a El Alto, todos los presentes, que son como unos 400 en el salón de honor de la Terminal Metropolitana de la ciudad, también conocida como “La nueva terminal”, se levantan de sus asientos y los que ya estamos parados nos erguimos y escuchamos la melodía, la letra. No todos cantan, solo los que conocen el himno, por supuesto, alteños y alteñas que lo han aprendido en sus colegios, seguramente, cuando eran niños y adolescentes, cuando la única alternativa para visitar una feria del libro como tal era bajar hasta La Paz, peor, a la zona Sur, y ahora ven una, la primera de su historia, en su tierra, en su lugar de origen. De nacimiento. 

    Por eso los que cantan lo hacen con una fuerza que sobrecoge, con aquella unidad que caracteriza a esta urbe. Claro, los que solo somos visitantes nos atenemos a contemplar lo que sucede: los editores de las librerías paceñas, los ministros que llegaron para el acto, la mitad de los espectadores casuales. 

    Me sorprende, aunque no debería ser así, que el presidente Luis Arce, que ha acudido a la inauguración, sí conozca el himno y lo entone. La que sí lo hace muy bien es, por supuesto, la alcaldesa de la ciudad, Eva Copa, que está al lado del Primer Mandatario de nuestro país. Cuando la melodía termina de sonar, un aplauso masivo rellena la sala. Es un logro, una lucha de meses que se ha consolidado este 7 de marzo de 2024: la inauguración de la I Feria Internacional del Libro de El Alto.

    Una feria necesaria 

    “Una feria del libro era muy necesaria para nuestra ciudad”, afirma Keila Vásquez, gestora cultural alteña que en esta ocasión trabaja en el Equipo de coordinación de la visita de los niños y niñas de los colegios de El Alto a la feria. “A pesar de que es un trabajo complicado, porque a veces los profesores nos hacen las cosas difíciles (ríe), nos pone muy felices ver a los chicos y chicas ir de acá para allá en busca de un buen libro, mejor si es de algún autor alteño, que hay varios por acá”, complementa.

    Y sí, en esta feria, como debe ser, lo más destacado son los libros de los escritores y escritoras nacidas en esta ciudad: Luis Raimundo Quispe, Óscar Coaquira, Fher Massi, Quya Reyna, Daniel Averanga, Carlos Macusaya y otros más que se encuentran desperdigados en los stands de sus editoriales o directamente en la zona de escritores independientes, donde han adquirido ciertos espacios para ofrecer su producción cultural.

    “Esta feria estaba siendo preparada desde el año pasado por la Cámara Departamental del Libro de La Paz y la Alcaldía de El Alto. Como Club de Lectura, por haber organizado la Ruta del Libro la gestión anterior, nos plegamos a la movida”, me cuenta Keila, que entre tantas labores de fortalecimiento cultural que ha hecho por su ciudad a lo largo de estos años está el ya nombrado Club de Lectura El Alto, que comanda desde hace un buen tiempo. En ese espacio se realizan lecturas y debates de libros de autores internacionales y nacionales, dándole más importancia a estos últimos, invitándolos incluso a charlas y otros tipos de encuentros. “Estábamos ‘cansados’ de que solo La Paz tuviera su feria. Ahora, nosotros, a pesar de las muchas cosas que hay que mejorar en el tiempo, tenemos la nuestra”, se enorgullece.

    Me relata también que las autoridades se decidieron por la Terminal Metropolitana porque era el lugar más grande y apropiado para la feria. “Quizá en unos años se decida mover la feria a otra parte, pero de momento estamos en estas instalaciones, que, como puedes ver, son enormes”, me comenta Keila mientras veo cómo, a lo lejos, una flota que se encamina a Cochabamba da sus primeros pasos detrás de otra que se dirige a Potosí.

    Aniversario de El Alto 

    La ciudad de El Alto, la más joven del país, cumplió 39 años de vida hace unos días, el 6 de marzo, para lo cual ya se llevó a cabo la Serenata (que es el equivalente alteño a la verbena paceña), los actos cívicos y hasta, como caído del cielo, el partido por Copa Libertadores de Always Ready, el equipo de fútbol alteño, contra Nacional de Uruguay, una de las escuadras más emblemáticas del continente debido a sus tres Copas Libertadores y tres Copas Intercontinentales en su palmarés. Lastimosamente, el partido, que se jugaba a unos pocos kilómetros de la Terminal, en la zona de Villa Ingenio, coincidió con el horario y fecha de la inauguración de la feria del libro, pero eso no evitó que un montón de personas acudan al acto inicial.

    Fher Massi, uno de los escritores alteños más jóvenes de la ciudad, cuenta que esta es una oportunidad extraordinaria para que las letras alteñas se vean reunidas en un solo lugar y que así se muestren más al mundo. Fher es un poeta de 24 años que ha ganado ya un par de premios municipales y nacionales de poesía y que con Literatura de minibús, uno de sus últimos poemarios, ha recorrido las calles de La Paz y de El Alto con una performance en la que leía versos como “Y si llauk’aramos hasta que pongan como aforismo minibusero prohibido llauk’arar, jóvenes, y aun así sigamos haciéndolo” o “La Paz murió en el Siglo XX, y El Alto nació de esa muerte” y otras más atractivas aún. 

    “Cuando fui a pasar mi servicio obligatorio militar a Cochabamba comprendí qué era ser alteño, extrañar y entender tu tierra desde esa distancia. Esta feria es muy importante para nosotros, a pesar de que vi que, repitiendo las dinámicas de las otras ferias de la ciudad, se les da una importancia extrema a los invitados de afuera más que a los escritores y editoriales locales”, manifiesta el vate, que participará de un encuentro internacional de poesía para el que llegarán poetas de Chile, Colombia, Santa Cruz, Cochabamba y otros territorios.

    Entre otros, Luis Raimundo Quispe, autor de la novela La Equis y el libro de crónicas Ciudad Apacheta, ambos publicados por la editorial alteña Sobras Selectas, dirigida por el escritor y editor alteño Alexis Argüello, uno de los referentes literarios más conocidos de la ciudad, cuenta que es un orgullo para él ser parte de esta movida histórica y espera que se repita siempre. “Es algo que me emociona mucho, una oportunidad idónea para el crecimiento cultural de mi ciudad, para que nuestros libros lleguen a más lectores”, comenta Raimundo, que de día escribe y en la noche se encarga del esforzado e importantísimo trabajo de elaborar y distribuir pan para las familias alteñas.

    Óscar Coaquira, que también nació en El Alto, explica que esta primera feria del libro lo llena de expectativas, de esperanza. “Es una prueba que pasa nuestra ciudad, nuestras editoriales y escritores. Estoy seguro que los alteños y alteñas vendrán y comprarán libros, ya que hay material de todo precio, muchos asequibles a cualquier bolsillo”, expresa justo después de la presentación de su libro de cuentos Y llegará la paz (publicado por Editorial 3600), en el que casi todos los relatos están contextualizados en El Alto, en sus zonas. “La lectura produce escritura, así que muchos niños y jóvenes que se llevarán sus libros de esta feria tal vez se animen a escribir de acá a un tiempo, produciendo más escritoras y escritores alteños”, se anima a afirmar.

    Casualmente, luego de la presentación del libro de Coaquira se viene otra en el mismo salón (llamado Gregoria Apaza, en homenaje a la conocida revolucionaria aymara), que titula Tu envidia es mi ficción, publicado por la editorial alteña Nina Katari, que compendia relatos de narradoras y narradores alteños. La literatura de El Alto va en crecimiento constante, así como la ciudad en sí. Un reloj que no deja de mover sus manecillas.

    Actividades y entrada gratuita

    Entre las muchas actividades a destacar de la feria (además de las ya nombradas en los párrafos precedentes) están los conversatorios: Escritoras alteñas, aproximaciones y distanciamientos; La labor bibliotecaria alteña; Pensar El Alto; Estéticas contemporáneas alteñas; y la presentación del conocidísimo libro El principito, pero en edición aymara, español y francesa, además de otros talleres y eventos que se pueden conocer a detalle en el programa cultural de la feria, que ya han difundido las redes sociales oficiales de la Cámara Departamental del Libro paceña.

    Algo muy importante: la entrada para esta feria es totalmente gratuita. “Es una forma de ‘vengarnos’ de la feria de La Paz y las otras del país, de sus 15 bolivianos o más de boleto”, me dice, entre risas, Keila. No puedo no darle la razón.

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