Más

    [Crónica] Todo por el voto: una travesía a pie de El Alto a La Paz

    Por: Rodrigo Villegas

    A pesar de haberme mudado recientemente a Miraflores, como hace unos meses me empadroné en El Alto tuve que regresar hasta ahí para votar. Fue lo que hice: desperté otra vez en esa lindísima ciudad y caminé al colegio que me indicaba el registro. Subí las gradas de la institución educativa, saludé a los jurados de mesa y me entregaron la papeleta. Marqué lo que tenía que marcar, la devolví, me sellaron el dedo y me fui con el certificado de votación. Ya había ejercido mi derecho y deber democrático (en Bolivia votar es una obligación, sino te atienes a las sanciones). Ya cumplido con el ejercicio, tocaba regresar a Miraflores. Me acomodé bien la gorra, amarré bien los cordones de mis tenis, los más cómodos que tengo, y emprendí el viaje.

    Llegué en poco tiempo al inicio del camino viejo, conocido así por ser la vía anterior a la Autopista, y emprendí la bajada hacia la ciudad paceña. Prontamente vi, como era de esperarse, a decenas de familias que subían y bajaban por esa vía, ya sea a pie o en bicicleta. En la segunda o tercera curva di con una cabina de teleférico rojo que hace de salchipapería o algo así por las noches. Un amigo me había aconsejado recientemente que llegue hasta ahí y baje por un camino de gradas ubicado ahí mismo, ya que me llevaría directamente hacia El Tejar, al ingreso a la Portada.

    Seguí su recomendación y bajé unas cien gradas. En pocos minutos llegué hasta la placita. Me detuve más de una vez a contemplar el paisaje, a maravillarme con esa hoyada increíble y donde las casas de ladrillo anaranjaban todo a su paso. El cielo solo estaba matizado de blanco por unas cuantas nubes. Poco antes, me topé con un colegio enorme que contenía a cientos de personas que entraban y salían para votar por el siguiente presidente de este muy golpeado país. En el ingreso un hombre había colocado un puesto que decía: “Plastificamos certificados de sufragio”.

    Seguí bajando y vi más familias, pero esta vez distinguí algo que ya veía notando cuadras antes: los perritos. Las mascotas de estas familias caminaban de lo más felices por las calles, vestidas con sus mejores galas para iluminar esta jornada estresante e incierta de votación. Ya sea vestidas de rojo, de azul o de otros colores, los canes, pequeños y enormes, deambulaban con la lengua afuera y con la mirada brillante. Su festividad, San Roque, fue este pasado sábado. Pareciera ser que esto de las elecciones nos han hecho olvidar festejarlos como se merecían, pero al menos este domingo les tocó disfrutar del sol que antecede a una cada vez más cercana primavera.

    Así, de colegio en colegio y de perrito en perrito, pude presenciar la jornada electoral en gran parte de la zona norte de La Paz. Luego en el centro, cuando llegué, después de casi dos horas de caminata, hasta el Prado. Las familias aprovechaban para comer algún plato especial después o poco antes de emitir su voto, felices, sonrientes, como si a través de esa tranquilidad omitieran cualquier caos que pueda llegar a suceder desde esta noche. Cualquier intriga, cualquier desventura. La esperanza es que nada de aquello suceda, por supuesto, pero uno siempre debe estar preparado para todo.

    En lo que caminaba aprovechaba para fijarme el celular de tanto en tanto, donde revisaba noticias de los candidatos, que ya habían votado en sus diferentes recintos electorales, desperdigados por varios departamentos del país. Uno de ellos será el siguiente mandatario, pensé, uno de ellos nos gobernará por cinco años. Tendrá la responsabilidad enorme de aliviar la actual situación económica sin llegar a desmanes en el proceso. Deberá aguantar la avalancha de una nueva o capaz repetida oposición, que atacará con todo.

    Que todo salga bien para Bolivia, para nuestros padres, hermanos y abuelos, pedí, no sé a quién, pero le pedí. Ese es el deseo de todos nosotros: que todo mejore, que nada malo suceda.

    Mientras pensaba en todo aquello me vi en la puerta de mi nueva casa. Ingresé, pasé a mi cuarto y me eché a descansar un poco. Encendí la televisión y todo estaba contaminado de la política, de lo que sucede en estas elecciones. Así será hasta las 21.00 horas de este domingo, cuando el TSE publique los primeros resultados de esta votación. Cuando el país verifique el rumbo que tomará de acá en adelante.

    Para descomprimir, me puse a ver las fotografías que saqué a todos los perritos que pude encontrar en el camino de El Alto a La Paz. Me concentré en su felicidad e intenté hacerla mía. Luego, como era de esperarse, caí rendido y me dormí.

    Últimos Artículos

    spot_img

    Artículos relacionados

    spot_img