Fotos: RRSS de los aspirantes
Por: Rodrigo Villegas
En cien días mejoraré la situación del país, traeré dólares y estabilizaré la economía, promete el candidato presidencial Samuel Doria Medina. Haré acuerdos con el FMI y resolveré los problemas de la gente, jura Tuto Quiroga, también candidato. Eliminaré la renta vitalicia de los expresidentes y reduciré el aparato estatal, exclama Evo Morales, que insiste en su postulación para los comicios presidenciales de agosto. Implementaré el modelo del presidente estadounidense Donald Trump, protegeré la industria nacional indica uno de los tantos precandidatos que aparecieron en las últimas semanas y que casi nadie conoce (todavía). Todos utilizan el lenguaje para endulzar los oídos del electorado, una población boliviana golpeada por la actual crisis y por la polarización política a solo unos cuantos meses de la votación. Todos quieren salvar Bolivia.
“Yo solo quiero que la situación mejore, o al menos que no empeore más”, me dice un amigo escritor independiente que ha dejado de publicar con la constancia de siempre debido al incremento en el costo del papel y de las impresiones. “A pesar de que trabajo de eso, de la venta de los libros que saco, ya no me da la plata. Y es que no solo el papel ha subido en sus costos, sino los alimentos, que a priori son lo más importante, lo vital”, me relata con cierta pesadumbre.
Mientras tanto, este pasado viernes 18 de abril las alianzas políticas se han inscrito con bombos y platillos, con un derroche de “alegría” debido a que aspiran a lo más alto: ocupar la silla presidencial.
El primero, el miércoles, fue Tuto, que llegó con Branko Marinkovic hasta el Tribunal Supremo Electoral (TSE) para inscribir su alianza con los Demócratas, del líder cruceño Rubén Costas, y el FRI. Con guirnaldas y rebosante, Quiroga prometió eso que la mayoría de los políticos que aspiran a la presidencia parecieran haber coordinado como slogan: salvar Bolivia.
Hasta el mismo Evo ha utilizado ese mensaje. Tanto en la marcha que ha protagonizado hace unos meses hacia la sede de Gobierno como en sus últimos mensajes en atriles donde se lo ve proclamado dentro del Chapare, Morales ha anunciado que regresaría al poder con una votación mayor al 60% para salvar Bolivia.
Salvar. Hay tanto que se le puede atribuir a esa palabra. Capaz solo nos quede como recuerdo aquel mensaje del expresidente Víctor Paz Estenssoro, donde indicaba que Bolivia se nos moría en los ´80, con una hiperinflación que provocaba filas eternas para conseguir pan y cientos de billetes que servían apenas para adquirir alguna que otra cosa. Había que “salvar” a la patria. Ese es el mecanismo.
En un grupo de WhatsApp varios amigos comentaron que el dólar ya había llegado a los Bs 14 en el mercado paralelo y que la cosa podía ponerse aún peor de acá a unos meses, cuando la inflación continúe in crescendo. Que había que poner las manos en el siguiente mandatario, ojalá alguien que saliera de las lides de la economía, de las matemáticas. Para que “nos salve”.
Ahí salió el nombre de Jaime Dunn. “¿Quién?”, me preguntó una amiga cuando le comenté. Y es que Dunn todavía no ha llegado al sector más popular de la población, solo es conocido por los medios de comunicación que le han dado cobertura estos últimos años en su labor como analista económico y en ciertas lides políticas, donde se ha vislumbrado como un representante de la clase alta y media. Tal vez por eso en El Alto, por ejemplo, casi nadie lo conoce. Solo algunos jóvenes que han llegado hasta él por las redes sociales, que lo amplifican todo.
“Es un personaje que no está manchado”, lo defendía uno de mis amigos, pero justo aquel 18 de abril, donde el TSE cerraba el periodo de inscripción de alianzas políticas, fue denunciado por dirigentes de ADN y MNR por presuntamente “haber jugado con ellos” al haber acordado candidatear con la alianza y renunciar a ella en último minuto. Lo tacharon de cosas peores, pero eso puede quedar para las redes y para el internet, que será quien juzgue.
Lo cierto es que todos quieren salvar Bolivia (hay que incluir a Manfred Reyes Villa, Chi Hyun Chung, al presidente Luis Arce y al mismo Marcelo Claure, que sigue moviendo sus hilos por ahí), pero nadie puede dar una respuesta verás a su promesa, más aún con todas las disputas de las últimas semanas que han desquebrajado el bloque de unidad de oposición, demostrando que las ambiciones personales sobrepasan a las grupales. En Entre Ríos, este pasado sábado, la federación Mamoré-Bulo Bulo ha proclamado a Evo como el candidato presidencial. Aquella organización es liderada oficialmente por Andrónico Rodríguez, que no participó del evento. En el acto, decenas de personas colocaron banners del presidente de la Cámara de Senadores, mostrándolo como el postulante y presidente electo para el periodo 2025-2030. Minutos más tarde fueron obligados a sacarlos por presiones y violencia de evistas.
Así va la cosa. Todos prometen salvar Bolivia cuando ni siquiera pueden salvar sus partidos ni sus alianzas. Cuando no pueden salvarse ni a sí mismos.