Por: Rodrigo Villegas
Esta crónica debía tratar de la Feria del Libro de Santa Cruz, del viaje, de las personas que uno conoce en el trayecto, de los amigos que uno encuentra en los stands, en las presentaciones. De cómo se siente reencontrarse con un majadito hecho en la misma Cambalandia, o de visitar una vez más, después de casi una década, el zoológico, que es de los más bonitos del país. Sí, de eso tenía que ir esta crónica.
Pero no, no será así.
Porque, si te pones a pensar, a veces hay privilegios que es mejor dejar de lado. Más aún cuando tu país se va por el desagüe, cuando la economía va por otras ramas. Cuando tu presidente se va a Rusia para establecer alianzas económicas con Putin, lo que está bien, por supuesto, pero no cuando en la Asamblea Legislativa se están matando con fumigadores, cortándose la luz y hasta boicoteando el sonido para convocar a una sesión polémica, presidida por uno de los futuros líderes de esta nuestra Bolivia, ya sea del oficialismo u oposición, ya veremos qué onda, cómo se van pintando las cosas en el tiempo.
Lo que sí es que ningún libro va a detener lo que al parecer se nos viene: un conflicto político a escalas mayores.
Charlo con unos amigos, algunos periodistas y conocedores del tema, y me cuentan que sí, que solo es cuestión de tiempo para que la crisis del tomate y del arroz sea una minucia. Que la población pagará por la angurria de poder y de dinero de las autoridades, las actuales y las que quieren serlo. Las que no dejarán que nada se les escape de las manos.
Como la Alcaldía, la paceña, y sus vínculos con Las Loritas, una empresa inmobiliaria que venía patrocinada casi por todos los canales de televisión y sus presentadores, que ahora fingen demencia ante aquella amistad. Claro, allá ellos, pero con Arias no es así la cosa, él es el encargado de llevar esta ciudad caótica y repleta de bloqueos diarios. Es que es el poder y el dinero, las ganas de más y más.
Entre semana, mientras alistaba poco a poco mi ropa y otras cosas para viajar a Santa Cruz, a la Feria, vi también que uno de esos días fue el Día Mundial del Medio Ambiente. Y recordé las ya cada vez más presentes noticias donde comunarios, en lágrimas, denuncias los avasallamientos mineros, las edificaciones ilegales en sitios remotos del país, donde estas empresas se meten a las malas, hasta con sicarios contratados, e instalan sus plantas de extracción de oro. Ni qué decir todo lo que contaminó eso, principalmente el agua, el que tú y yo bebemos a diario, que está manchado con mercurio, un químico súper nocivo para la salud.
Lo terrible: han cooptado tantos lugares y espacios que ni el Gobierno los va a poder sacar de ahí. Claro, si quisieran, porque aquella actividad económica le da cierta plata a este país tan necesitado de dólares, de liquidez.
Y este lunes, mañana, es el Congreso del MAS, el otro, el evista. Será llevado a cabo en Villa Tunari, me entero por X, antes Twitter, donde se proclamará, obviamente, a Evo Morales como candidato a la presidencia en 2025 a pesar de que distintas instituciones del Estado han asegurado que “no puede postularse”. Pero todos nosotros, los bolivianos, los que sabemos cómo se mueven los engranajes de este país, comprendemos que algo va a hacer para lograrlo: bloqueo de carreteras, toma de la Asamblea o cosas peores. Es que el poder y el dinero, el hambre de más y más….
Mientras estaba casi seguro de viajar a Santa, tierra linda, caliente, vi, por último, las actualizaciones de la masacre que están sufriendo los palestinos en la Franja de Gaza. Y a Israel asegurar que no se detendrán hasta terminar con Hamás, sin importarle cuántas vidas de niños se va a llevar en su espalda: en esta semana bombardearon “por accidente” una escuela en la que murieron un montón de profesores y estudiantes.
La ONU los ha colocado en la Lista de la vergüenza por las atrocidades cometidas en estos pasados meses, pero a Netanyahu poco parece importarle eso.
Entender el conflicto israelita y palestino lleva tiempo, hay que leer mucho o ver documentales en Youtube, donde hay un montón. Esta cosa no es nueva, no nació como algo aislado. Y todo, todo nos llega.
Con todas esas noticias me vino un desánimo general, algo que me martillaba en la cabeza y que me decía que disfrutar en una Feria del Libro estaba genial y todo eso, pero que a mi alrededor estaban pasando cosas realmente graves. Fue como si me hubiera colocado una chompa de cemento, que me inmovilizó y no me permitió salir de casa el día establecido.
Así que tuve que reformular la crónica que tenía planeada y escribir esto que me parecía importante, pensar un poco más en el prójimo, hacer algo. Y no lo digo para sonar como un idiota que baja la cabeza, finge llorar y sigue con su vida con los laikes del caso. Pero es que a veces hay que reflexionar acerca de nuestro contexto, de cómo solucionar ciertas cosas. Por lo menos habría que intentarlo, pienso.
Pero siempre hay noticias bonitas entre tanta cosa mala: Por primera vez en la historia los clubes bolivianos The Strongest y Bolívar han superado su fase de grupos como líderes, como punteros en la Conmebol Libertadores de América. Ahora, por la cuestión de las llaves, en un caso hipotético podrían encontrarse en Cuartos de final, en un choque que definiría al semifinalista. Eso sería épico. Y una cosita más: en El Alto, el mecánico Pablo Valeriano Ramos construyó con sus propias manos y las de sus ayudantes un coche de Fórmula 1. Y hay un valor extra: lo hizo con material reciclado. Cuando se le pregunta cómo se hacen este tipo de cosas, cómo se cumplen estos sueños, él responde: “Un genio no nace, se hace”, y sonríe.