Hay un dolor, siempre hay un dolor. Más aún cuando pasa el tiempo, cuando los huesos dejan de ser los mismos, cuando la carne deja de ser blanda. Cuando la sangre comienza a coagularse.
Y el dolor se hace más fuerte, por supuesto, cuando hay una o más enfermedades de por medio. La ciencia, de la mano del hombre, ha creado remedios o paliativos, y como se encargan de eliminar o reducir el dolor valen lo suyo. Ahora, en nuestro país, no se puede luchar contra el dolor: los medicamentos están a precios muy elevados, más que todo los de los enfermos de cáncer.
Es por eso que este jueves por la tarde el centro estaba bloqueado. Sí, una pena, un bloqueo más, yo, tú, todos nos hemos visto perjudicados. Pero ellos se ven más “perjudicados”: no pueden paliar su sufrimiento o el de sus hijos, padres o hermanos.
El pedido del sector médico de la Caja Nacional de Salud era la destitución del gerente de la institución por, entre otras cosas, eso, la falta de medicamentos. Y lo poco que hay, así como el tomate, cuesta muy caro. Claro, podemos prescindir de este alimento por muchos días, hasta tal vez toda la vida, pero no de una pastilla o un suero.
Es por eso que a los movilizados los acompañaban, como pocas veces, el sector de los jubilados y las asociaciones de familiares de enfermos con cáncer, que explicaron que no hay morfina y que el líquido de contraste, que sirve para ver el tamaño de los tumores en las tomografías, para detectarlos, escasea en el país, así como los dólares, que, bingo, son el problema principal a este desabastecimiento.
¿Qué hacer cuando a tu ser más querido el dolor no se le detiene?
En este caso bloquear es poco.