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    Rodrigo Paz, el político que hizo carrera y que llega al poder con su “capitalismo para todos”

    ABI / La Paz

    El “capitalismo para todos” es la bandera de Rodrigo Paz Pereira (58 años) que ha devuelto la esperanza a los bolivianos. “Es todo lo contrario al socialismo del siglo XXI”, explicó en una entrevista con EFE sobre la propuesta centrista para que el país salga de la crisis económica en la que se encuentra y recupere la senda del crecimiento. Este sábado, Paz Pereira jurará como Presidente de Bolivia en una transmisión de mando histórica que vuelve a poner los ojos del mundo en Bolivia.

    El exilio de papá y mamá

    Rodrigo nació en el exilio, el 22 de septiembre de 1967, en Santiago de Compostela, España. Es hijo del expresidente cochabambino Jaime Paz Zamora (1989-1993), fundador del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) que afrontó la persecución de las dictaduras, por lo cual su familia migró por una decena de países, entre ellos Colombia, Chile, Venezuela y Argentina. Su madre es la gallega Carmen Pereira Carballo y tiene cuatro hermanos: Jaime (su asesor de cabecera), Martín, Santiago y Néstor.

    Al ser el hijo mayor, Rodrigo fungía en su niñez como padre y madre de Jaime, con quien forjaron una relación estrecha en las esperas de sus padres en sus residencias pasajeras durante el exilio, condición que entonces no comprendían.

    Una anécdota. En el programa QD Show, relató que fue en Venezuela, a sus 7 u 8 años, donde increpó por primera vez a su progenitor sobre qué hacía, porque no sabía qué responder en su escuela, recibiendo una respuesta compleja que fue interpretando con el tiempo.

    “He visto a mis padres entrar a la cárcel, ser torturados. Cuando tenía 13 años estaba en un taxi y escuché en la radio que se había caído el avión donde iba mi padre y decían que todos habían muerto.Él sobrevivió, aunque quedó con quemaduras en todo su cuerpo y siguió luchando junto a mi madre y junto a muchos otros hombres y mujeres para que Bolivia pudiera construir su democracia”, relató en una anterior oportunidad el político del signo virgo que se declara muy devoto del Tata Santiago.

    Con la política en las venas

    Fue recién a los 15 años, precisamente en 1982 con el retorno de la democracia y con la elección de su progenitor como vicepresidente de Hernán Siles Zuazo, que Rodrigo conoció su tierra boliviana y echó raíces para ser parte del colegio jesuita San Ignacio de la ciudad de La Paz. Economista de profesión, posteriormente adoptó su residencia en Estados Unidos, donde estudió Relaciones Internacionales y obtuvo una maestría en Gestión Política en la American University, que tiene como sede a Washington DC.

    Casado con María Elena Urquidi Barbery por más de dos décadas, Rodrigo construyó con ella una familia con cuatro hijos: Catalina (quien manejó su campaña política en las redes sociales), Alicia, Paulino y Elena. Ellos fueron su respaldo para asumir su decisión de sumergirse en la arena política, adoptando una vocación heredada de su padre y de su tío abuelo Víctor Paz Estenssoro, protagonista de la Revolución Nacional y expresidente tarijeño de los periodos 1952-1956, 1960-1964, 1964-1967 y 1985-1989.

    Así, comenzó una trayectoria meteórica. Asumió en 2002 como diputado por Tarija, el departamento que acogió a su familia y donde se encuentra la popular hacienda de su padre: El Picacho. En 2010, Rodrigo fue concejal y presidió el Concejo Municipal de Tarija, para cinco años después ser elegido alcalde en los comicios subnacionales. Más todavía, en 2020 retornó a las funciones en la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP) como senador. De esa forma comenzó a difundir sus ideas para la transformación de Bolivia.

    La sorpresa de las elecciones

    Tras la debacle económica, Rodrigo se convirtió en la bocanada política de aire fresco para las elecciones del 17 de agosto pasado —junto a su vicepresidenciable, Edmand Lara Montaño—, de la mano del Partido Demócrata Cristiano (PDC), con una campaña austera —frente a los millones de sus contendientes—; de pueblo en pueblo, recorrió más de 200 municipios.

    Con un discurso de unidad, sin extremismos ni “guerra sucia”, el binomio del PDC dio la sorpresa en las urnas al vencer con 32,06% de los votos, casi seis puntos porcentuales por encima del segundo, Tuto Quiroga, de la alianza Libre, que consiguió el 26,70%, a quien las encuestas daban como favorito, junto a Samuel Doria Medina que quedó tercero. En el balotaje del 19 de octubre, Rodrigo se impuso nuevamente con el 54,5%, frente al 45,5% de Quiroga.

    El “capitalismo para todos” es el eslogan de Rodrigo que genera esperanzas de días mejores para el pueblo boliviano, para acabar con el Estado tranca, profundizar las autonomías regionales con una distribución 50-50 de los recursos humanos y económicos, créditos baratos para los emprendedores, menos impuestos y aranceles.

    “Representamos lo nacional, popular y democrático. Este es un país diverso, en el que la gente entiende que de ideologías no se come, sino trabajando y produciendo”, dijo a la BBC Mundo. 

    Las señales positivas que transmitió desde su victoria en el balotaje, con gestiones exitosas en el país y el extranjero, generan expectativa y confianza para que se supere la recesión económica, la escasez de divisas y de carburantes, la inflación galopante, entre otros; para que, como él indicó a El País de España “Bolivia vuelva al mundo y que el mundo vuelva a Bolivia”.

    Así, Rodrigo Paz Pereira, quien se declara un fiel creyente de Dios, su familia y la patria, dirigirá desde este 8 de noviembre al país.

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