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    [Crónica] Respirar

    Por: Rodrigo Villegas

    Siempre es bueno darte un tiempo para desacelerar, para repensar mejor las cosas. Para establecerte y ver qué piso te está sosteniendo. Para descansar y salir a pasear, a soltar las piernas sin la premura de correr, de contar los kilómetros, las calorías quemadas. El tiempo gastado.

    Es bueno, siempre que se pueda, buscar el calor del sol y respirar con lentitud, nada más que eso.

    Iba pensando en eso mientras caminaba por la Plaza Camacho, donde decenas de estudiantes de Gastronomía de una universidad paceña habían preparado “el sándwich de huevo más largo del mundo”. Debido a la celebración del Día Mundial del Huevo (inserte escena de Los Simpson más que conocida a propósito de esta fecha), la Alcaldía de La Paz había organizado este evento, donde, además del larguísimo sándwich, distintos concursos y exposiciones se ejecutaban en carpas colocadas alrededor del preparado.

    Esperé a que regalaran los pedazos del dichoso sándwich, pero me ganó la impaciencia y decidí seguir mi camino.

    En el trámite pude revisar mi celular, las noticias del día, donde me enteré que Tuto Quiroga y Rodrigo Paz habían confirmado su presencia al debate presidencial de este domingo. Me quedé pensando en el desplante que Juan Pablo Velasco y Edman Lara le hicieron a María Galindo y a RTP en el debate vicepresidencial alternativo que habían pretendido llevar a cabo el pasado miércoles, en que habían elegido el silencio a enseñarnos sus propuestas. O por lo menos a intentarlo y no caer en la payasada que resultó el debate anterior, donde ambos, uno más que otros, se encargaron de tirarse injurias en lugar de respetar a las miles de personas que veíamos aquellas escenas bochornosas.

    En la revisión matinal de casi todos los días, verifiqué el estado de la gobernanza peruana, que pendía de un hilo. Tal cual, se había llevado a cabo: el congreso de Perú había destituido a su hasta ese momento presidenta Dina Boluarte por “incapacidad” al liderar una nación en un caos creciente.

    ¿En cuánto tiempo caerá en la cárcel?, me pregunté mientras esquivaba a un par de mujeres que caminaban apresuradas. ¿Cuánto le faltará para acompañar a sus excolegas de cargo, que ya se encuentran encerrados o muertos?

    La presidencia peruana pareciera estar maldita: te llevas el oro de tu país, sus tesoros, pero acabas encerrado, sin poder disfrutar más de aquel privilegio.

    ¿De qué sirve ese tipo de felicidad?, me dije, al recordar la reciente orden de aprehensión emitida en contra del presidente de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), Armin Dorgathen, por presunta corrupción al momento de comprar combustible para el país. Y es que así son los “poderosos”, no les importa el dolor de los demás, incluso cuando, como sucede en nuestro país, más necesitados estamos de carburantes, cuando se los cuida gota a gota, sucede algo de estas características.

    Si ingresa Tuto o Paz al Gobierno, ¿algo de esto cambiará?

    Justo, ya cerca de llegar a la Pérez, vi a un grupo de feligreses de Paz (o capaz sean más de Lara) que hondeaban banderas con los colores del Partido Demócrata Cristiano (PDC), fingiendo sonrisas, intentando convencer a la gente de que voten por su candidato. A casi una semana de las elecciones en su histórica segunda vuelta las campañas se intensifican, las sonrisas se hacen más grandes: solo falta ver las últimas fotografías de Juan Pablo Velasco, con un chullo, abarcas y un poncho, masticando coca. Aquella imagen no le gustaría nada a uno de los diputados electos de la Alianza Libre, que tuvo que presentar su renuncia al cargo debido a sus infamias al momento de referirse a un estrato de la población como “masca coca hediondos”.

    Antes de ingresar a las noticias internacionales, donde vería la confirmación del acuerdo de paz entre Israel y Hamás en su primera fase, casi que logrando un alto el fuego total, y de la premiación del Nobel de La Paz de este año a la venezolana María Corina Machado, que se enfrentó a Nicolás Maduro antes y después de unas muy cuestionadas elecciones presidenciales, leí la noticia más interesante de la semana: El premio Nobel de Literatura se lo habían dado a László Krasznahorkai, un escritor húngaro del que había escuchado algo, pero del que no había leído nada.

    Esto es lo bonito del premio, que te permite conocer a grandísimos escritores a los que tal vez no hubieras llegado de otra forma. Ahora solo toca buscar sus libros y sumergirnos en ellos. Que la literatura nos salve (hasta donde pueda) de los males de la política.

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