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    [Crónica] La verdad de las mentira

    Foto: ABI

    Por: Rodrigo Villegas

    Despiertas un domingo, adormilado, y revisas el celular: lo primero que ves es el video, el famoso video que ya se ha compartido por todo lado, que los medios de comunicación del país se han encargado, también, de viralizar luego de “comprobar” que es real: el vicepresidente Edmand Lara aparece sentado en un vehículo, con un sombrero negro encima de la cabeza, para anunciar públicamente que su esposa, que ahora es también diputada de su gobierno, lo ha engañado “con el mejor amigo”. Sí, así comienza el show nacional.

    “Estoy lastimado, estoy herido; tal vez estoy pagando los errores que he cometido antes, hace unos años, a pesar de que ahora ya era y soy un hombre nuevo”, relata Lara en el video que no dejas de ver con cierta estupefacción. Es decir, es el segundo hombre más importante del país, nos guste o no, por su cualidad de segunda autoridad más importante del Estado luego de Rodrigo Paz, el presidente.

    Pero no te sorprende del todo, ya conocedor de la actitud del Capitán, de su preferencia para ventilar su vida y más sinceras opiniones de la política y de la vida en general a través de su TikTok.

    El video dura minuto y medio, pero las repercusiones surgen toda la mañana, se agigantan, crecen como una marea embravecida. Críticas más que todo, poca lástima por el hombre “vulnerado, traicionado”.

    “No puede hacer eso, los trapitos sucios se limpian en casa”, opinan algunos desde los comentarios de los videos publicados en Facebook. “Es falso, está hecho con Inteligencia Artificial (IA)”, lo defienden otros. “Está loquito”, se atreven a decir unos tantos. Así, el conflicto marital del Vicepresidente se convierte en la comidilla de la mañana.

    Una hora más tarde, una de las páginas de Facebook de Lara publica que el video en cuestión es falso, que hackearon su cuenta y que fue hecho con IA. Pide a la gente que deje de compartir el material y anuncia investigaciones y procesos contra los presuntos responsables de “la calumnia”.

    Lo cierto es que es relativamente tarde: ya casi a mediodía te das cuenta que el video ha llegado hasta lo más profundo de una Bolivia en transición política y económica. ¿Lo habrá visto Rodrigo Paz?, te preguntas. ¿Qué le dirá?

    Revisas una vez más las noticias de este tema, encuentras nuevos comentarios en la reciente publicación, la que desmiente el video: “Pero si John Arandia ya verificó que es verdadero”, escribe alguien. “Con todo lo que dice es difícil creerle ahora”, comenta una mujer. “JP Velasco debe estar revolcándose de risa”, publica alguien más. “Esperemos que Bolivia Verifica tome cartas en el asunto y nos dé el veredicto de si fue falso o real”, comenta un hombre.

    Así, los comentarios van más en descrédito que en apoyo al Capitán. Aunque se compruebe eventualmente que el video al final de cuentas sería falso, será difícil convencer a la gente de que es así: la percepción de la una buena parte de la población hacia el Vicepresidente ya está manchada.

    Y es que así se juega en este mundo de las redes sociales: una mentira puede pasar por verdad y una verdad por mentira. Todo depende de su difusión y del poder de maniatar a la opinión pública. Existen videos, y eso a todos nos ha pasado, que jurarías que fuera real y en verdad es IA, lo compruebas segundos más tarde, cuando ese perrito o gatito que tanta ternura te había dado en TikTok había resultado ser un holograma, una ficción.

    Ya cansado de tanto chismerío, decides dejar el celular a un lado y salir a disfrutar un poco del sol. Y esperas hasta la tarde o a los siguientes días, a las repercusiones posteriores. A la comprobación o no de la verdad.

    Ruegas, eso sí, que nadie haga algún día un video tuyo con IA, menos humillándote a nivel nacional. A menos que lo hagas tú mismo por tu cuenta.

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