Ilustración: René Magritte
Por: Carlos Decker-Molina
El hospital
Soy madre sola. Hago de padre y de madre. Tengo dos hijos. No, no, no son dos hombres, son un hombre y una mujer. ¿Cómo los voy a llamar? ¿»¿Hijas”, y él? ¿“¿Hijos”, y ella?
En mi calidad de madre sola, algunas vecinas me llaman con el apelativo «madro» porque saben que también ejerzo de padre, sobre todo cuando jugamos fútbol con «elles», es decir, con mi hijo y con mi hija, o sea, con mis «hijes». Suena mal, pero ¿qué le vamos a hacer? Si no hablamos así, nos silencian, nos ignoran, nos meten en el casillero de los conservadores patriarcales.
Quiero dejar escrito lo que me pasó últimamente. Tiene un título con lenguaje antiguo:
«Testificación de una situación concreta».
¡La guerra idiomática está en marcha! Hemos llegado al extremo de evitar decir «las personas» porque podría referirse solo a ellas por su final femenino. ¿Vamos a decir «personos» para incluir a los hombres?
Hay un gran letrero en la entrada del pueblo que dice: «Los niños, las niñas y les niñes de Santa Clara son bonitos, bonitas y bonites, respectivamente».
Me acusan de practicar el lenguaje patriarcal porque dije «me fui a la cama con un pretendiente». En francés «cama» («lit») es masculino y en sueco «cama» («bed») es neutro, y se trata del mismo objeto.
¿Por qué tendría que ser «LA cama» una ofensa patriarcal? Con ese razonamiento, la palabra «voz» debiera transformarse en «la voza» cuando se refiere a la de una mujer, y en ese caso, el «arroz» tendrá que ser «la arroza» para que deje de ser un alimento patriarcal.
¡Estamos jodides! Desde que existe el feminicidio, tendría que haber masculinicidio. El crimen es «el crimen», no «la crimen”.
Mis «hijes», un chico y una chica, se enfermaron y los llevé al Hospital del Niño. Me recibieron muy bien. Pensé que solo iban a recibir al varón porque es «el Hospital del Niño», pero recibieron también a la niña. El problema surgió cuando me cobraron. No tenía el dinero para pagar la consulta, entonces me echaron.
Me hizo pensar que el problema no es «él» o «ella» sino EL dinero, LA plata, LES divisas. Es decir, la economía. Sé que hay fábricas que han decidido emplear el lenguaje inclusivo, pero siguen pagando menos a las mujeres y, en comparación con otras fábricas, también a los hombres.
¿No nos estaremos equivocando de «target», como dicen los «gringues»?
Nada más. La lucha debe ser por mejores salarios e iguales salarios para hombres, mujeres y los «otres» que ejercen el mismo oficio o profesión.
Que quede como inspiración para fines históricos.
Este es el último capítulo de esta serie que se publicó en esta página a falta de un editor que se anime a publicar estas historias con un ensayo a manera de prólogo que explique el fenómeno que, hoy, es vapuleado por la extrema derecha porque esta considerado como argumento del “comunismo” olvidan o no quieren saber que en las épocas del comunismo se decía los trolos, los colipatos, los maricones, los 28 y un sin fin de apodos, porque la revolución era el privilegio de la aristocracia testicular, los homosexuales eran “desviados burgueses”.
Finalmente, la izquierda debe buscar la forma de revivir en este enjambre donde lo único que se advierte es la lucha feroz entre el capitalismo proteccionista autoritario y el capitalismo global y liberal.
¿Dónde está la izquierda?
¿Seguirá apostando por el proteccionismo?
Me parece que ese proyecto tuvo algún rédito en los 50 y cayó a fines de los 60.
El capitalismo de hoy no es el mismo que el de los 50-60.
¿Cachaí la onda? Se decía en Chile de Allende.
No nos obnubilemos con el léxico cuando el mundo va camino a pasos gigantesco al precipicio.
Hoy. ¿quién se acuerda de “la” clima como dicen en algunos sitios de américa latina?
Termino esta serie con nueve preguntas.
1 – ¿Cómo paramos las guerras en Ucrania y Gaza?
2 – ¿Quién le da bola a la ONU?
3 – ¿Qué hacemos con el retorno del neofascismo que se expresa como iliberalismo y libertarianismo?
4 – ¿Nos prepararemos para la guerra o para la paz?
5 – ¿Qué hacemos para que la locura de Putin y la de Netanyahu llegue a su fin?
6 – ¿Los mandamos al manicomio histórico o esperamos el tratamiento democrático, que siempre es más largo que la guerra, el cuartelazo, el asesinato y el genocidio?
7 – ¿Son asesinas las identidades?
8 – ¿Por qué las exacerbamos si solo sirven para la limpieza étnica?
9 ¿Es Trump la enfermedad terminal o es solo un síntoma?
Quiero agradecer a todos los medios que publicaron esta serie.
Es la seña de que sigo vivo y eso es ya una alegría para mi y los míos.