Foto: Historia del Futbol Boliviano
Por: Carlos D. de Mesa Gisbert
Siempre pensé que Xabier era una persona especial, no por la X y la b de su nombre, vasco al fin, no por su espeso bigote, sino porque me pareció infrecuente (que no imposible) que un director técnico tuviera una evidente sofisticación intelectual al igual que un trato llano y grato. Por eso es el más grande director técnico de la historia del fútbol boliviano y un inmenso y entrañable ser humano.

El fútbol no era para él sólo una circunstancia o una pasión, sino una vocación hecha filosofía. Esa cualidad lo llevó a comprender perfectamente cuál era el gran desafío de Bolivia. Si es verdad que al fútbol se juega como se vive, no lo era menos que nuestros jugadores, nuestros dirigentes, nuestros hinchas, nosotros, en suma, cargábamos en la espalda una gran losa de inseguridad, baja auto estima y una cierta certeza de que nuestro destino manifiesto nos condenaba a no poder lograr nuestra meta.

La historia de Azkargorta, la selección y el país en esos dos años mágicos, el 93 y el 94, es digna de ser recordada y nadie que la haya vivido con la piel erizada de un equipo que nos hizo pensar que éramos otros (somos otros pero hemos vuelto a no creerlo), puede olvidarlo. La Verde fue más que un equipo de fútbol, fue una convicción, fue un fogonazo, una inspiración, una imagen que por desgracia se mantuvo con toda su luz sólo unos instantes para mostrarnos otra realidad, pero que como una sunchu luminaria, cayó desde el cielo mientras se iba apagando.
En esos días el bigotón levantó varias veces los brazos mirando a la tribuna después de cada triunfo. Yo lo recuerdo al final del partido del 25 de julio de 1993 en el Siles. Habían pasado pocos minutos de ese gol que atravesó la historia y se quedó para siempre en nuestra retina, el del “Diablo” por supuesto, ese que nació de la batalla cuerpo a cuerpo con el defensor brasileño Valber, ese que nació de la mágica intuición del diez en el último aliento, con la pelota colocada por él, que chocó con el botín del arquero Taffarel y entró justiciera como la piedra lanzada por la honda de David que derribó al gigante, el que nunca había perdido en cuarenta años de Eliminatorias, Brasil. Ese gol nos llevó al Mundial, a la gloria, a la fe…

Xabier demostró que hay una mímesis entre vida y fútbol. El mecanismo de relojería funciona igual para una y para el otro. Así se explica la necesidad de fortaleza espiritual, conciencia individual, condición del trabajo social, de equipo, el imperativo de saber que el uno para todos y todos para uno es una verdad sin la cual el éxito es imposible, tanto como los requerimientos de entender que la ecuación entre trabajo y talento no debe tener resquicios.
Que Xabier en realidad era un buen psicólogo, que con ese equipo, el mejor que tuvo nunca Bolivia en su historia, era fácil clasificarse…Los generales de escritorio tienen siempre explicaciones cómodas a la medida de su mezquindad.

Me impresionó siempre su frase: “aquí y ahora”. Sólo si sabes exactamente lo que eso significa puedes hacer historia, porque es el único modo de saber hacer lo que hay que hacer en el momento en que hay que hacerlo.
Ocurrió hace tantos años que parece una bruma. No lo es, está como modelo de lo que los bolivianos, en equipo y haciendo las cosas bien podemos lograr. Xabier fue quien orientó a los capitanes Carlos Borja y Milton Melgar y con ellos a todo el equipo y le dio al país una lección inolvidable, la que él mismo aprendió mientras construía ese hermoso momento que nos hizo creer en nosotros mismos.
Su trayectoria
Nacido en Azpeitia, España el 26 de septiembre de 1953-Fallecido el 14 de noviembre de 2025 en Santa Cruz de la Sierra.
Médico de profesión, tuvo una carrera corta como futbolista en su país natal. En 1978 obtuvo el títulode entrenador. El primer equipo que dirigió fue el Lagun Onak. A partir de 1983 dirigió al Espanyol,Valladolid, Sevilla y al Tenerife. Trabajó en el Real Madrid.
En 1993 fue contratado por la Federación Boliviana, siendo un desconocido para Bolivia y muy cuestionado en sus inicios. Sin embargo, la historia le tenía preparado el reconocimiento permanente de la hinchada boliviana. Con habilidad de psicólogo y talento como técnico, transformó la mentalidad de la selección y en 1993 la llevó a la brillante clasificación al Mundial de 1994. Fue célebre el triunfo ante Brasil por 2 a 0 en La Paz, rompiendo sus cuarenta años como invicto por Eliminatorias.
Tras el mundial, en 1994 fue técnico de la selección chilena, donde no tuvo la suerte que en Bolivia y renunció al cargo al comenzar las Eliminatorias de Francia 98.
En el fútbol de clubes pasó por equipos de Japón y México. En 2012 volvió a Bolivia como técnico de la selección nacional en el periodo 2012-2013.
En 2014 se hizo cargo de Bolívar al que llevó al título nacional y a la Copa Libertadores de América, llegando a la semifinal, la mejor participación de un equipo boliviano en esa competencia. También dirigió a Sport Boys en la Copa Libertadores
Fue técnico de 13 clubes de España, Bolivia, Japón y México y 2 selecciones nacionales, la de Bolivia y la de Chile.


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